Precalentamos el horno a 150 ºC. Envolvemos las patatas, sin pelar, en papel de aluminio, las pinchamos con un palillo o cuchillo y las metemos al horno a 180º, aproximadamente 1 hora (depende del tamaño). Sabremos que están hechas, cuando se pueda atravesar la patata con un palillo o cuchillo, sin esfuerzo.
Por otro lado, vamos preparando el relleno. En un bol, batimos las claras a punto de nieve, separándolas previamente de las yemas.
En otro recipiente, mezclamos la mantequilla (previamente derretida en el microondas, con una textura empomada), con el queso cabrales, la nuez moscada y las yemas de huevo.
Una vez que las patatas están asadas, las partimos en dos mitades y las vaciamos con una cuchara o saca bolas.
- Mezclamos muy bien los restos de patata que hemos vaciado, con el relleno que ya tenemos preparado. Finalmente, le añadimos las claras a punto de nieve, removiendo hasta que la mezcla quede bien homogénea.
- Por último, rellenamos cada mitad, las espolvoreamos con el queso para gratinar y los volvemos a meter unos minutos al horno, hasta que queden doradas.